Una de las razones principales por las que controlar la curva de contagios es vital para nuestro país es la capacidad de responder ante una abrumadora cantidad de pacientes con complicaciones.
Tanto el personal como el equipo médico disponible podría ser insuficiente y se corre el riesgo de que la necesidad de atención sature al sistema de salud: en México se estima que solo hay 2.4. médicos por cada mil habitantes, cuando el promedio según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) es de 3.5 y en países donde el brote ha sido preocupante como Italia, España y Estados Unidos, la cifra ronda en 8.8, 8.9 y 16.9, respectivamente.
Sabiendo esto, ¿por qué muchos empresarios y trabajadores aún no se han sumado a la iniciativa de #QuédateEnCasa? Probablemente, porque la solución para evitar el contagio representa un enfermedad mortal para sus finanzas.
Las empresas más vulnerables en la crisis financiera causada por la pandemia de COVID-19 suelen ser las pequeñas y medianas empresas (pymes) que no solo comprenden 99% de las unidades empresariales del país, si no que aportan 72% del empleo y hasta 52% del Producto Interno Bruto de México.
La Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo (Concanaco–Servytur) asegura que hasta 65% de los comercios en todo México han cerrado sus sucursales y, al menos entre el 17 y el 31 de marzo, las pérdidas económicas para el comercio, los servicios y el turismo ascienden a más de 243 mil 500 millones de pesos.
El gobierno mexicano asegura que durante abril se prepara un paquete de créditos para mipymes que asciende a cerca de 30 mil millones de pesos.
Sin embargo, organismos como el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) han urgido a plantear mayores incentivos y apoyos fiscales; este tema, de acuerdo con los establecido en reunión entre dicho consejo y autoridades, se tratará hasta el próximo mes de mayo.
Una encuesta reciente de la Asociación de Emprendedores de México (Asem) realizada a más de mil 300 empresas calcula que:
Mientras tanto, las industrias que se han catalogado como esenciales para la economía (el sector salud, de seguridad, economía, programas sociales y la infraestructura crítica) podrán seguir operando siguiendo los protocolos para mitigar los riesgos de contagio. Estas incluyen:
El resto tienen la consigna de ser suspendidas, lo que implica grandes riesgos financieros y complicaciones para cumplir con sus compromisos, incluso para grandes industrias como la automotriz. De hecho, la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA) ha solicitado ser incluida como sector esencial en medio emergencia sanitaria.
Además del apoyo con líneas de crédito y plazos para el pago de impuestos, empresas de diversos sectores necesitan adaptar sus operaciones para contribuir a reducir la tasa de contagios y sostener sus propias operaciones.
Para ello, finanzas sanas y el acceso al financiamiento pueden ser un gran soporte mientras el comercio sigue siendo afectado por la pandemia, así como para la etapa de recuperación que será crítica en los próximos meses.