Las afectaciones al comercio internacional

Al 27 de marzo, autoridades han confirmado 585 casos, 2156 sospechosos y ocho fallecidos a causa del Coronavirus.

Pero, más allá del riesgo sanitario, uno de los principales focos rojos en la pandemia está en las afectaciones al comercio internacional.

Si bien una investigación publicada en The New England Journal of Medicine se ha encargado de desmitificar la idea de que es peligroso recibir paquetes desde los países afectados —el coronavirus se desintegra en menos de un día en el cartón—, lo que es innegable (inevitable y evidente hoy mismo) es que el COVID-19 ha generado una serie de complicaciones a las cadenas de suministro y de comercio globales: según estimaciones de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), México será la octava economía más afectada, impactando cerca de mil 300 millones de dólares de sus exportaciones.

De hecho, de acuerdo con la consultora Ansley, la posible desaceleración de la economía de Estado Unidos afectaría a las industrias exportadoras mexicanas, sobre todo debido a que 80% de sus envíos se realizan al mercado estadounidense.

Los sectores más afectados

Entre las industrias señaladas en riesgos están los sectores eléctrico-electrónico, farmacéutico, aeroespacial, de equipo médico y automotriz.

Este último comienza resulta uno de los más críticos pues aporta cerca del 3.6% del Producto Interno Bruto (PIB) anual, además de se ubica en la posición número 6 en términos de producción a nivel mundial.

Al momento, diversas empresas como Volkswagen, Honda, Ford, Toyota, Audi, Fiat Chrysler y GM han tomando acciones preventivas para proteger a sus trabajadores del COVID-19 y optado por suspender momentáneamente sus operaciones con la expectativa (por ahora) de reanudar labores en la segunda semana de abril.

Además del freno productivo nacional de la grandes industriales, las empresas mexicanas enfrentan otros retos en el escenario de la crisis del COVID-19. Los que más preocupan al mercado son posibles incumplimiento de pagos (desde créditos a proveedores y obligaciones como la nómina, en casos extremos) por falta de solvencia financiera.

En este escenario, el sector empresarial, desde las grandes organizaciones hasta las MiPymes, enfrentan una amenaza grande para su crecimiento y subsistencia en el mercado.

Los riesgos a mitigar

Las prioridades para mitigar los riesgos, mantenerse estables y poner en marcha un plan para recuperarse deberán centrarse en: